En un oscuro episodio que ha estremecido los cimientos de la tranquilidad en Puebla, una niña de tan solo 6 años, identificada como Daniela, ha perdido la vida a manos de sus propios familiares. Los abuelos paternos, Juan «N» y Ana «N», junto con el propio padre de la pequeña, Marcos «N», y la pareja sentimental de este último, Ariz Adilene «N», han sido señalados como los responsables de una serie de brutales agresiones que culminaron en el fatal feminicidio de la menor.
El dramático caso toma un giro aún más desgarrador con la vinculación a proceso de Carmen «N», la tía abuela de la pequeña, quien presuntamente fue testigo mudo de las atroces agresiones sin tomar medida alguna para detener el sufrimiento de la indefensa niña.
La Fiscalía General del Estado de Puebla ha presentado cargos formales contra los cuatro acusados por el delito de feminicidio, señalando que la niña Daniela sufrió repetidas agresiones físicas que, finalmente, le arrebataron la vida. La prisión preventiva ha sido dictada como medida cautelar, sumiendo a los presuntos agresores en la oscuridad de la detención mientras se desarrolla el proceso legal.
La sombría historia cobra más matices con la detención de Carmen «N» el pasado 13 de noviembre, tras obtener la Fiscalía estatal una orden de aprehensión en su contra. Su vinculación a proceso, bajo el cargo de omisión en presunto feminicidio, plantea la inquietante realidad de que pudo haber detenido el trato cruel e inhumano infligido a Daniela y, sin embargo, permaneció inerte ante la brutalidad desatada en su entorno familiar.
La niña Daniela perdió la vida el 6 de octubre en su propio hogar, ubicado en la colonia Granjas de San Isidro, en Puebla, víctima de lesiones que, según las autoridades, llevan la inconfundible marca de la violencia perpetrada por quienes deberían haber sido sus protectores. Un episodio trágico que deja una cicatriz imborrable en la memoria de una comunidad conmocionada y exige respuestas sobre cómo una inocente niña pudo ser sometida a tal tormento a manos de quienes deberían haber velado por su seguridad.
