En este momento estás viendo Yo, sicario. (Testimonio de un ex-sicario).

Yo, sicario. (Testimonio de un ex-sicario).

Yo me convertí en sicario por cobrarme una deuda personal y exigir venganza.

MÉXICO, D.F. Bryan «N», accedió a dar una entrevista para un periódico franco-alemano y se abrió para narrarnos los motivos que lo orillaron a ser un sicario.

El periodista Hoan Nguyen, tras realizar el documental «mataron a mi papá», se contactó con Bryan, un ex-sicario, en el desierto lejos de todo y todos para tomar datos sobre los perturbantes actos de crueldad que conllevan los grupos delincuenciales.

«Yo me hice sicario por venganza. Tenían que pagarme el daño que me habían hecho a mí y a mis padres, quienes hoy en día no viven.

Cuando yo tenía 10 años, era apenas un chamaco. Vi como unos hombres mataron a sangre fría a mi papá y a mi madrastra.

A mi papá lo apuñalaron, lo tasajearon, y lo quemaron aún estando medio vivo. No satisfechos con lo que todavía le hicieron, le mocharon la mitad de la cabeza.

A mi madrastra quien estaba viendo todo junto conmigo, la quemaron por completo en la cocina.

Yo como pude me escapé, pero toda mi infancia viví con odio. Era un niño muy violento. La verdad lo que yo buscaba era una venganza que me hiciera sentir satisfacción de ver a quienes mataron a mis padres sufrir el doble y con peor masacre que la que ellos nos hicieron.

Lamentablemente los problemas me los buscaba yo mismo, me peleaba con todo mundo. De forma que nadie me volteara siquiera a ver. Todo mundo a pesar de ser un chamaco me tenían miedo.

Fui creciendo con la habilidad de robar, era un pandillero. Crecer sin padre ni una figura materna es lo peor que le pueda pasar a un niño de esa edad.

Al no tener padres me desvíe totalmente por el mal camino. Como dice el dicho, árbol que crece torcido. Yo ya no me pude enderezar.

A mis escasos 17 años maté por primera vez, el contarlo no me llena de orgullo, tenía mucho odio y cuando cargas odio se te hace fácil matar a quien te la haga. Ya lo que buscas es una forma de descanzo con tu forma de violencia.

Recordar mi primer asesinato (se llenan sus ojos de lágrimas) no me da mucho orgullo que digamos, quisiera no recordarlo. Es algo que ahora que veo las cosas más claras, me duele.

Un fragmento del documental, hecho a niños en situación de delincuencia.

En ese tiempo no ves lo que haces, solo quieres y tienes el deseo de la venganza. De allí, llegaron las malas amistades que siempre te dicen si ya lo hiciste una vez, no pasa nada si lo haces dos veces, vente pa’ca con nosotros.

Y fue así como me fui involucrando en la vida del sicario. La verdad ni por dinero lo hice, no me interesaba ni me hacía falta. En aquel entonces ya tenía un trabajo se puede decir que decente, y me daba el dinero necesario.

Pero yo quería poder. La ambición de que la gente me conociera y me tuviera ese miedo, respeto, y que me conocieran por matón.

Los cineastas del documental, buscaban testimonios de niños huérfanos, en crisis de drogadicción en los inicios del gobierno de Felipe Calderón. Encontraron que cientos de niños tienen más heridas que las hechas por una bala en tiempos de guerra.

Actualmente Bryan (su nombre ficticio) trabaja y colabora en una de las organizaciones no gubernamentales llamada Sembrando Paz.

Cómo fue que me alejé de todo este embrollo? Vi morir a mi propio hijo. Me lo mataron en mis propias narices. Uno de los mismos sicarios que pertenecía a otro grupo enemigo. Me lo mató y desde allí pensé en qué necesidad tenía yo de vivir lo mismo que a mí me sucedió de niño. Mi hijo lo era todo para mí y también me lo arrebataron.

Ya no era tanta mi sed de venganza, el dolor ésta vez pudo más que el odio. Y así fue como me redimí a mi mismo y me dije hasta aquí.

Bryan trabaja con jóvenes en situación de abandono, de violencia familiar, drogadicción y jóvenes que tengan problemas que involucran el narcotráfico.

Su trabajo hoy en día se enfoca en advertir a los jóvenes sobre los riesgos que este tipo de vida conlleva. Menciona con el rostro difuminado ante las cámaras, que su testimonio puede cambiar la vida de muchos jóvenes.

Yo nunca fui un hombre que consumiera drogas, es más, ni siquiera bebía, pero era parte de la escoria social. Tenía tanta sed de venganza, de poder. Quería sentir la adrenalina de disparar un arma y quitarle la vida a quien fuera nomás pa’ apagar mi sed de venganza (aunque no fuera la persona que mató a mis padres).

Aquí en México, la vida del sicario es simple: el que no vive pa’ matar no vive agusto. Tienes que matar pa’ sentirte ching®©n.

Ni siquiera vivía por dinero, no lo necesitaba, veía a mi esposa embarazada y m decía a mi mismo esto no puede seguir así. Algo tiene que pasar para poder cambiar, pero no pasaba nada. Así pasaron muchos años hasta que me mataron a mi hijo.

Si yo hubiera tenido la ayuda necesaria, el apoyo psicológico o de perdido el consejo de alguien, mi vida hubiera sido totalmente distinta.

Un testimonio realmente impactante, pero que plasma la realidad de la cruel y fría vida del sicario.

Hasta la fecha, Bryan sigue su lucha a favor de la juventud. En conjunto con organizaciones y donaciones de compañías altruistas europeas ha fomentado el deporte en Ciudad Juárez.

También ha apoyado a organizaciones que brindan apoyo psicológico para familias que perdieron a un joven en situaciones de delincuencia.

Hoy en día, los jóvenes y con cada cambio de gobierno, se descuidan más. La situación de delincuencia hace que cada vez más jóvenes dejen los estudios, se dediquen al vandalismo y con ello la entrada a los grupos delincuenciales menciona Bryan.

No es posible que las autoridades paguen más por mantener a un gabinete de políticos que no trabajan ni fomentan planes estratégicos para limitar más la delincuencial; a becar a los jóvenes y niños en sus estudios, que construyan escuelas, que hagan bibliotecas rurales, o hagan que nuestros niños tengan más derecho a las universidades. Agrega Bryan en la entrevista.

Es así como es la vida de un sicario. Una vida en donde no hay un futuro prometedor, en donde estás a las expensas de si mañana te matan o te matan hoy.

Una vida en donde a veces sin hacerla la pagas y la pagas con la vida propia.

Esa vida llena de odio hacia la misma vida, te hace perder tu identidad como ser humano.