El frío y despiadado viento de la tragedia ha vuelto a golpear la colonia Nuevo Milenio, en el municipio de Guadalupe, Nuevo León. María Consuelo Hiracheta Obregón, una mujer de 53 años, se convirtió en víctima de un cruel destino el pasado 22 de noviembre, cuando la violencia le arrebató la vida de manera abrupta y sin piedad en la seguridad de su propio hogar.
El lúgubre episodio tuvo lugar en torno a las 20:00 horas, sumiendo la tranquilidad del vecindario en un silencio sepulcral. Dos hombres sin rostro, a bordo de una camioneta blanca, descendieron sobre la vida de María Consuelo con una letal determinación.
La ráfaga de disparos resonó en la oscura noche, dejando en su estela la agonía de una mujer indefensa. Dos impactos de bala marcaron la pierna izquierda de María Consuelo, mientras que otro cruel proyectil se alojó en su abdomen, sellando su destino de manera trágica e irreversible.
Los paramédicos de la Cruz Roja, testigos mudos de la crueldad perpetrada, confirmaron con pesar que la vida de María Consuelo ya se había extinguido, dejando tras de sí un rastro de dolor y desesperación en su hogar destrozado.
Este luctuoso suceso adquiere una dimensión aún más desgarradora al conocer que la tragedia ya había visitado el mismo domicilio en una fatídica ocasión anterior. El 1 de marzo de 2021, la hija de María Consuelo, la joven María Fernanda Hiracheta Obregón, de apenas 25 años, también cayó víctima de las balas asesinas en ese mismo lugar.
La sombra del crimen, implacable e insaciable, parece cernirse sobre la familia Hiracheta Obregón, marcándola con un sello siniestro. María Fernanda, vinculada trágicamente al oscuro mundo del narcotráfico, encontró su trágico final en el mismo rincón que ahora lamenta la pérdida de su madre.
